El enojo
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Esta emoción, como todas con las que Dios nos ha provisto, cumple un propósito en nuestras vidas. Aplicaría acá Ro.8:28, pues Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de los que lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Así que, en este marco, si la emoción del enojo es una reacción porque la voluntad de Dios no es acatada o es desestimada, estamos ante un enojo válido. Tenemos un ejemplo en el Señor: “Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones…” (Mr.3:5). Más adelante, vemos otra reacción: “ViéndoloJesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. (Mr.10:14). Comentará Hendriksen que el enojo en Jesús sólo se trata de una consecuencia necesaria del amor.[1] Así entendemos la ira de Dios, no en términos psicológicos (ira emocional), sino como la manifestación necesaria de su desagrado ante el pecado. Digo “necesaria” pues con su ira santa se mantiene el orden de la creación bajo su manto de justicia.
Pero bajando el listón, nos encontramos conque nuestro enojo no necesariamente es consecuencia del amor, sino generalmente es el resultado de que nuestros deseos personales no se hayan alcanzado según nuestra forma, tiempo y propósito. El enojo en Jesús buscó siempre la edificación de los otros; en nuestro caso, buscará venganza (cuando reaccionamos en exceso ante el enojo), o se asentará como un resentimiento y un estado de amargura (cuando lo“repensamos” pero lo reprimimos, lo bloqueamos).
Afirmará el consejero bíblico Norman Wright que “el enojo no es el problema principal ni la emoción principal; es un síntoma”.[2] Ante el enojo relacional, no ayuda el simple hecho de expresarlo, ya que suele más bien aumentar. Pero me parece que es un gran avance relegar el enojo a una consecuencia. Así, la atención estará en las causas. ¿Qué causa, entonces, el enojo? Siguiendo los aportes de Wrigth, hay tres causales: El temor, el dolor y la frustración.
- El temor. La consecuencia de verse atacado, controlado, en fin, violentado, lleva al enojo como emoción secundaria, reaccionaria. ¿Nos sentimos enojados[3]? Es conveniente preguntarnos entonces ¿hay algo que me atemoriza? Tal reflexión desvía la atención al síntoma del enojo y buscará una raíz
- El dolor. Nos causa dolor el sentirnos despreciados, desvalorizados, desatendidos, humillados, traicionados, etc. Una reacción ante el dolor es el enojo. Se dispara con una palabra o acción malintencionada, incluso una omisión. ¿Porqué me siento herido? ¿Cuál es la causa? Mi reacción evidente será el enojo.
- La frustración. Cuando no encontramos soluciones a nuestros problemas nos frustramos. En materia relacional, hay muchos “actos molestos” del otro(a) que nos frustrarán; sin embargo hay que “darles espacio” en nuestra relación. Si pretendemos hacer del otro(a) “un igual” a nosotros mismos, creo estar seguro que viviremos por mucho tiempo enojados.
Conviene reflexionar sobre las raíces que pudieran estar causando temor, dolor o frustración en quien veamos manifestado el enojo. Conviene, además, tomar la iniciativa en esta dinámica.Si nuestro cónyuge permanece en enojo, ¿que tal aplicar el sabio consejo de Jesucristo?: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí tea cuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”. (Mt.5:23-24).
Una cosa más: El enojo no simplemente “pasa”. En un matrimonio no debe verse como habitual el enojo constante y prolongado de uno de los cónyuges. Según lo compartido, significa la presencia de raíces que no se han afrontado claramente y son la antesala de la amargura, la ira y la violencia. Si, habrá de encontrarse un momento adecuado para confrontar dichas raíces (miedo, dolor, frustración), pero es necesario hacerlo. Mucho mejor en presencia de un consejero bíblico.
Concluyamos entonces que el enojo es deseable cuando sea una reacción en contra de vivir independientemente de la voluntad del Señor. Fuera de este ámbito, permanecer sin resolver raíces como el temor, el dolor o la frustración nos llevará aun estado de enojo que afectará todas las areas de nuestra vida. A nivel físico, somos afectados por hormonas que se liberan (como la noradrenalina, que aumenta la presión arterial, el ritmo cardíaco, afecta el sistema inmunológico). A nivel social, no solo nos lastimamos a nosotros mismos, sino lastimamos a otros (física y emocionalmente). La Biblia dice “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos”. (Prv.22:24). A nivel emocional, por la permanencia en el estado de enojo, caemos en estados de culpa y vergüenza. A nivel personal, mientras permanezcamos en estado de enojo no disfrutaremos otras situaciones o relaciones, no nos desempeñaremos bien en nuestras responsabilidades.
¡Ya no sigas enojado!
¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
que eso sólo trae daño. (Sal.37:8NTV).
Ervin Granera
duoentrecuerdas@gmail.com
[1] Hendriksen, W. (1998). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangeliosegún San Marcos (p. 120). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
[2] Wright, H. N. (2002). Comunicación: La clave para su matrimonio: Una guía práctica paracrear una relación feliz y satisfactoria (p. 206). Miami, FL: EditorialUnilit.
[3] Definamos estar ante un sentimiento cuando una emoción esidentificada. El enojo es una reacción emocional incosciente. Luego, alentender e identificar el enojo, decimos que tenemos el sentimiento de enojo.
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