La esperanza de un proceso de cambio a partir de una decisión.

Seamos claros: La violencia es un problema de salud pública (un enorme riesgo psicosocial), sea que se manifieste de forma auto-infligida, interpersonal o colectiva. Se consuma cuando la intención del causar daño se vincula con el acto mismo, sin medir las consecuencias. La realidad de lo anterior conduce a una desesperanza en la sociedad, compuesta de personas desesperadas que no saben como enfrentar y sobreponerse a esas condiciones internas y externas que causan dolor, así que se responde con más violencia, lastimando, hiriendo, insultando, maltratando, alimentando una especie de espiral descendente.
Tener esperanza es esperar algo con expectativa y a la vez con plena confianza en su cumplimiento; sin embargo, la esperanza de cambio no surge como una respuesta ante la desesperanza social o individual en la que nos encontramos, sino surge por esperar un cambio según lo que Dios ha hecho y prometido ya en Cristo: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro.8:32). Es un lógica sencilla, pues si podemos levantar 2 Kg, levantar 1 Kg no será complicado. Si Cristo ha logrado lo que era imposible por obra humana (la reconciliación con Dios), ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Las circunstancias que estemos pasando no nos definen, sino aquella obra que ya fue consumada en la Cruz del Calvario. Insistamos, la promesa de cambio no se refiere a estructuras sociales, sino a nuestra manera de pensar (cosmovisión),una transformación interna que impactará, ahora si, nuestra cotidianidad.
Es interesante que esperar significa etimológicamente respirar, así que lo contrario sería como ahogarse, perder el respiro. Así nos sentimos fisiológicamente cuando estamos desesperados, ¿verdad? Esto nos nubla el entendimiento para no reconocer la misericordia, el amor y la bondad de Dios, fuente de toda esperanza: Le pido aDios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder delEspíritu Santo. (Ro.15:13 NTV). Notemos enseguida la relación confianza-esperanza.
Cualquier situación existencial donde seamos víctimas o victimarios de algún tipo de violencia, encuentra una esperanza de transformación a partir de decidir confiar. Ya que actuamos no determinados solamente por instintos como los animales, sino por decisiones, es posible decidir entonces un camino mejor.
No es decidirse por una ideología. El enfoque principal de este comentario no estará en la conceptualización del ser humano como su propia fuente de superación, sino en cómo llegar a ser plenamente humanos mediante el modelo revelado en la palabra de Dios, palabra que debe, como una semilla, caer en buena tierra para dar fruto. A menudo nuestra tierra se abona con aflicciones, sufrimientos, persecuciones.Así estará lista para recibir la buena semilla. Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios—aclaró Jesús. (Lc.18:27).
Y es que los desafíos que el mundo de hoy presenta, no se enfrentan desde una de las tantas ideologías con las que contamos (semillas infructuosas), sino desde una manera práctica de encarar la vida a partir de un encuentro personal conJesucristo y una comunión con su persona, viva y eficiente. Esta eficiencia deCristo debemos hacerla eficaz en nuestra vida práctica, una dinámica que inicia en nuestro interior y se manifiesta exteriormente, afectando todas nuestras relaciones (con nosotros mismos, con los demás, con la creación). Podemos contar con un medicamento eficiente para una condición desfavorable en nuestra salud física, pero no será eficaz en tanto no nos tomemos dicho medicamento. Así que la posibilidad de iniciar un proceso de vida nueva, de una adecuada transformación de nuestros pensamientos y su praxis correspondiente, será una realidad en cuanto decidamos responder, colaborar y colocarnos dócilmente bajo los recursos de la gracia divina.
No es decidirse por un ideal humanista. Tampoco nuestros desafíos encuentran solución en un optimismo humanista, puesto que conviene una valoración más realista de la condición humana según el acto redentor efectuado en la cruz del calvario por parte deJesucristo. Si tuviésemos manera de encontrar soluciones o el favor divino mediante nuestros esfuerzos bien intencionados, ¿cuál es el sentido de unSalvador?
Si tomamos la decisión correcta, es decir, aceptar nuestra incapacidad humana o la insuficiencia de bien intencionados recursos humanos para transformar nuestra mente y corazón y nos volvemos hacia la persona de Jesucristo, confiando en que su obra y justicia es aplicada a nosotros mediante la fe, Dios, que no miente, iniciará por medio del Espíritu Santo un proceso fiel y seguro que nos capacitará en contra de las secuelas de querer vivir independientemente deDios. Cualquier intención de transformación, entonces, inicia a partir de un acto voluntario.
Si toma la decisión correcta, manténgase firme y siga adelante: “Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue” (Mt21:30). ¿Está desanimado por decisiones equivocadas que ha tomado en el pasado?La decisión más importante para una persona siempre es la del presente. Cuando tomamos una mala decisión, esto nos lleva en cierta dirección. Hacemos y nos hacemos daño; pero cuando nos arrepentimos (significa precisamente un cambio de dirección y forma de pensar) puede esto cambiar esa mala dirección para encontrarnos con la esperanza de un cambio eficaz en Cristo. Entonces, las decisiones de hoy definen las actitudes de mañana.
No es decidir hacer sino decidir recibir, por eso Jesús decía que debemos ser como niños cuando se disponen a recibir un regalo. ¿Cuál es la actitud de un niño?Extiende sus manos, no cuestiona. Visualice esa posición, porque así entenderemos la fe. La fe no es una obra, sino una decisión y permítame asegurarle que se impone ante la desesperanza: Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó… (Ro.4:18 NVI). Usted decide, ya Cristo hizo.
Ervin Granera
Excited for what God is doing through Levanta?
If you are interested in supporting our mission to confront domestic violence with gospel peace, click "Get Involved" and find out how you can help bring this mission to life or donate to the ministry.